sábado, 12 de agosto de 2023

A lo loco

    Ahora que vuelve la liga me acuerdo del “Loco” Bielsa. No parece aventurado decir que padecía una especie de trastorno obsesivo-compulsivo; algo frecuente en la profesión pero que en su caso era especialmente exagerado. Hay muchas anécdotas al respecto. Recuerdo, por ejemplo, las imágenes de un entrenamiento en las que corregía la colocación de un banderín para que quedase milimétricamente en línea con los demás. La importancia del detalle llevaba al extremo.
    He escrito que Bielsa padecía un trastorno y no me he quedado tranquilo. Padecía no es la palabra, ni sufría, porque si se tiene un trastorno, y todos tenemos uno, dicho trastorno a veces nos empeora la vida, otras nos la mejora y aún otras no tiene efecto alguno. Es así. Ninguna característica de la personalidad es mala per se. Bielsa era así, tenía esa forma de ser obsesivo-compulsiva. Y la sigue teniendo, supongo.
    Me gustaba escuchar a Bielsa en las ruedas de prensa. Cómo contestaba mirando para abajo y tomándose su tiempo para hilar las respuestas, titubeando a veces antes de dar con la frase adecuada. No le importaba la imagen que pudiera dar, se concentraba en lo que quería decir. Otro aliciente eran sus giros lingüísticos argentinos. Así se refería de vez en cuando al “trámite”. Costó mucho imponernos en el trámite o supimos equiparar el trámite que estaba descompensado. No es por aquí un uso habitual de la palabra pero se acaba entendiendo que lo importante en un partido es el trámite. En un partido y en la vida, claro.

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