lunes, 21 de agosto de 2023

El decreto

    El tamaño de mi esperanza es pequeño; el de mi ignorancia, por contra, enorme, colosal, estratosférico. Lo ignoro todo de casi todo y de ello, como es lógico, no puedo hablar. Por eso quiero —y no tengo más remedio que— referirme a algo que sí sabía. Es un hecho que forma parte de eso que se conoce como cultura general, que ahora que lo pienso es una denominación plena de optimismo (e incluso de esperanza); culturilla sería un término más adecuado, quitándole importancia. Pero me estoy enrollando, ese algo que sí sabía es que los Reyes Católicos expulsaron de España a los judíos.
    Amplío ahora la noticia, en realidad los judíos ya habían sido expulsados de casi todos los reinos de Europa (solo Portugal anduvo más lenta). Dejo a los historiadores la explicación de las causas y las consecuencias de dichas expulsiones. Que fue una injusticia se da por descontado. Lo que quiero apuntar aquí es algo que oí por la radio y me llamó la atención.
    En el texto del llamado decreto de la Alhambra donde se daba cuenta de la expulsión, al final de un largo párrafo sin puntos ni comas en el que se desgranan unos confusos argumentos que no he logrado entender por más veces que lo he leído y releído dice así: después de muchísima deliberación se acordó en dictar que todos los Judíos y Judías deben abandonar nuestros reinados y que no sea permitido nunca regresar. Ojo, decreto de los Reyes Católicos, 1492, después de muchísima deliberación, qué considerados, expulsamos de nuestros reinados (sic) a todos los Judíos y Judías. Ellos y ellas, ¿igualdad de género avant la lettre? Habría que consultar a Nebrija.

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