miércoles, 9 de agosto de 2023

Sucedió

    Tres años y medio hace del confinamiento; lockdown, en inglés, en la novela de Elizabeth Strout (Lucy by the sea). Petros Márkaris también ha escrito un libro de cuentos que suceden durante de la pandemia. Muñoz Molina publicó el suyo (Volver a dónde) sobre aquellos días en su piso de Madrid. Dos cosas me llamaron la atención en este último. Por una parte la actitud desabrida de los de siempre que se hacía evidente en tantos balcones de su barrio al norte del Parque del Retiro. Por otra, el momento de debilidad personal que aparece por sorpresa (estoy contigo, Antonio).
    Habrá muchos más libros al respecto. Normal, ya que durante, digamos, dos años todo sucedió durante la pandemia. Y hemos cambiado, sí, pero hubiéramos cambiado también sin ella. Quién sabe si para bien o para mal. O para las dos cosas a la vez, seguramente.
    Hace tres años y medio estábamos confinados y las calles estaban desiertas. Me lo cuentan y no me lo creo. Bah, fantasías, mundos apocalípticos, formas de evadir el aburrimiento. Pero pasó, y en todo el mundo, más o menos. Un poco más más que menos. Dicen que 4500 millones de seres humanos fuimos expresamente conminados a recluirnos en nuestras casas. La construcción de la frase anterior me ha salido anglosajona, creo, Influencias de la cultura global.
    Si andamos por los 8000 millones de residentes en la Tierra me salen otros 3500 millones a los que no les fue solicitada la reclusión (otra vez construcción anglosajona; they were not required, aventuro). No lo sé pero supongo que en todos esos países —casi la mitad de la humanidad— la pandemia fue el menor de los problemas, o uno más en todo caso. Allí a nadie se le ocurrió elaborar teorías conspiranoicas ni hubo movimientos antivacunas.

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