lunes, 25 de diciembre de 2023

Petaflops

    Ah, el número pi. Tres catorce, ¿no? 3,14151692 —es lo que me ha venido a la cabeza y me he pasado de frenada, por inercia he metido el 16—; 3,141592, eso sí. Bueno, pues leo en el periódico: 314 petaflops. O sea, pi petaflops; o cien pi petaflops, por la coma de pi —tres coma catorce etcétera—.
    O es una casualidad y no tiene nada que ver con el número pi (ya, estoy seguro de que con un poco de esfuerzo por mi parte este ordenador sería capaz de escribir la letra griega pi). Petaflops, cómo me está gustando repetir petaflops; parece inventado para hacer gracia (para petarla). Los flops no sé lo que son, el peta casi; es que me quedé en tera: mega, giga, tera. Y luego peta, no llegué a peta.
    314 petaflops es la capacidad de cálculo del penúltimo superordenador. Tiene nombre, ese ordenador, pero no me gusta: MareNostrum 5; el 5 afea bastante, el MareNostrum tampoco me convence; aquel Deep Blue, ese sí era un nombre. A juego con los petaflops este se podría haber llamado Pitagorín, y de paso se homenajea al personaje del tebeo (un precursor). El penúltimo superordenador ocupa como tres canchas de tenis; o va a ocupar, lo que sea. Lo bueno es lo de los 314 petaflops, pi petaflops por simplificar (y nos olvidamos de la coma).
    Tenía que mirarlo: flops va por floating-point operations per second, (operaciones de coma flotante por segundo) y se refiere a la velocidad de computación. Lo de "coma flotante", ni idea; la explicación me ha resultado ininteligible —hay que asumir las propias limitaciones—. Fuera lo que fuese, 314 petaflops; supéralo si puedes.

No hay comentarios: