martes, 4 de junio de 2024

Un peso de encima

    Sentimos por comparación. No sabemos lo que es bueno hasta que conocemos lo malo. Solo cuando te ha dolido una muela, o un oído, aprecias el hecho de que no te duela. Pongo estos ejemplos porque son dos que he experimentado y doy las gracias a quien corresponda por no haber sentido otros que tengo entendido son… dolorosos; como el que produce una piedra en el riñón a la hora de expulsarla, según testigos.
    He tenido que llevar un paquete a Correos esta mañana; un paquete enorme, desproporcionado; por fortuna de no mucho peso. Era una caja de cartón pensada para meter en ella unos esquís pero lo que había dentro no eran esquís. No voy a especificar el contenido por no implicar a terceras personas. Es lo de menos, no se trata de nada raro.
    Así que he ido a Correos con una caja de cartón de dos metros de largo y unos siete kilos de peso; un trayecto de unos ¿quinientos metros? con el paquete terciado, amorosamente acunado en mis brazos. Tenía miedo de que se rompiera la caja de cartón, que se desfondara por un extremo o que sufriera algún desperfecto (y no he podido evitar un par de roces, uno al salir del portal y otro con un árbol).
Iba haciéndome a mí mismo la broma de que si me veía algún municipal me pararía para decirme que hay que llevar el bulto señalizado con una banderita roja en la punta, como cuando algo sobresale en un vehículo.
    Pesaba poco, sí, pero a partir de los primeros cien metros mis brazos ya se estaban resintiendo. He seguido sin parar hasta Correos, quería reducir al mínimo las posibilidades de dañar el paquete, y he podido entregarlo sin mayores incidentes. Al salir hacía una mañana resplandeciente y me he sentido como nunca, ligero, las manos libres, animoso; literalmente como si me hubiera quitado un peso de encima.

No hay comentarios: