domingo, 18 de agosto de 2024

Todo es música

    Cuenta Unai Elorriaga (Unai, lagun hori, es la segunda vez que te cito en este blog; gracias por tu colaboración, desinteresada e involuntaria), cuenta Elorriaga en su último libro que Robert Schumann tenía, o padecía, unas alucinaciones auditivas que empezaban por un sonido intermitente —me imagino el sonar de un submarino— e irritante que identificaba como un la. Esto de la nota la me ha llamado la atención (ya que soy fácilmente impresionable), quién sino un Schumann (o cualquier otro riguroso compositor germánico) para saber si un sonido que resuena en tu cabeza es un la o un re.
    Por mi parte, también he tenido —sospecho que como todo el mundo— algún que otro episodio auditivo en el que oía un pitido que, me parecía —no estaba del todo seguro—, no correspondía al mundo físico exterior sino a mi mente; o, más bien, a mi mundo físico interior, de pabellones auditivos para adentro. Nunca se me había ocurrido pensar que esos pitidos —por fortuna, como digo, esporádicos y breves— también eran música; y que como tal música podían adscribirse a alguna de las siete notas (había puesto nueve antes de contarlas con los dedos, do, re, mi…). Vamos, que me gusta la idea de que los pitidos (acúfenos, tinnitus, no sé hasta qué punto son lo mismo) puedan representarse en un pentagrama, aunque sospecho que, en realidad, en toda esta historia el la es más un acierto literario de Elorriaga que cualquier otra cosa.

No hay comentarios: