miércoles, 26 de septiembre de 2007

Breve encuentro

En un mundo sin luz, en una noche sin luna ni estrellas; así vive la chica ciega. Debe de vivir cerca, aunque sólo le he visto tres o cuatro veces en otros tantos años. Ayer le ví. Yo iba paseando por un camino del parque, pensando en las musarañas, cuando sentí que la persona que venía de frente se paraba. Aunque iba con su perro guía, no me había dado cuenta de que era ella, la ciega. El perro, o ella, o ambos, habían notado mi presencia en su camino y esperaban que me retirara. Serena, no llevaba gafas y tenía los ojos abiertos y fijos aparentemente en la lejanía. Tiene el pelo corto, es delgada y siempre que le he visto iba vestida sencilla pero elegantemente. Me aparté, dando un rodeo exagerado por el otro lado del camino. Temía sobresaltarla si pasaba demasiado cerca. Tras un leve titubeo reanudó la marcha. Sentí el impulso de decirle algo. Sobre el tiempo, sobre el perro, de lo guapa que era, que sentía haberme puesto en su camino, que sentía muchísimo que fuese ciega. Pero no dije nada. Continué andando hasta que supuse que ya no se daría cuenta si me paraba y me giré para verle alejarse.

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