domingo, 9 de septiembre de 2007

Fotos

He llegado a la conclusión (poco profunda) de que si voy a un sitio pintoresco es casi mejor que no lleve la cámara de fotos. Por tres razones. Una, que es incómodo cargar con ella. Dos, que si estoy pendiente de sacar fotos no disfruto de la visita. Y tres, que las fotografías a menudo "mienten". Procuramos que la foto sea "bonita", si aparece alguien sonreirá... el mundo no es así. Es lo que pasa en los folletos turísticos: Todo es precioso, puedes apostar que una vez en el sitio no verás nada más hermoso que las fotos del folleto. Al revés, lo que aparecía en la foto es en realidad más pequeño, más gris, más sucio. Se diría que aquellas fotos verdaderamente robaron el alma del lugar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El sitio más espantoso de la tierra puede resultar ser el más precioso si la compañia es la apropiada.