viernes, 20 de junio de 2008

Un cielo en Nueva York

Azorín iba mucho al cine en los años cincuenta, cuando ya andaba cerca de los ochenta años. Parece que fue una pasión tardía. Una vez respondió a un cuestionario diciendo que lo que más le gustaba hacer era ver pasar el tiempo. Ir al cine es como ver pasar la vida (y el tiempo, claro). Hace unos años hablaron en la tele, creo que era el programa de Garci, de un español que vivía en Nueva York e iba todas las tardes al cine. Lo llevaba haciendo veinte o treinta años. La oferta cinematográfica en Nueva York debe de ser muy amplia. Me imaginaba yo allí viendo cine y calculaba cuantos días, películas, necesitaría para oir los diálogos y entenderlos y sentir fluir el inglés. Otra vez leí que el mayor depósito de libros usados en castellano del mundo está en Nueva York. Un librero latinoamericano los había ido acumulando. Pero me he desviado, lo que quería decir es que uno de los cielos posibles debe ser ese donde todas las tardes hay sesión de cine. Y al terminar ciertamente me gustaría que hubiera un pequeño debate.

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