viernes, 28 de noviembre de 2008

Salvando los muebles

Un gran camión de mudanzas se ha detenido bajo la ventana. Han colocado una rampa y dos hábiles operarios han comenzado a descargar lo que me ha parecido un dormitorio de matrimonio completo. Déjame ver tus muebles y te diré quién eres. Pienso en todas las cosas que tengo en casa y que no necesito para nada, pero que si hiciera una mudanza me llevaría conmigo a otro sitio donde tampoco las necesitaría. En tiempo de tribulación no hacer mudanza, aconsejó Ignacio de Loyola (San). Se debía referir a ahora mismo; es tiempo de tribulaciones abundantes. Y sin embargo... Ayer hubo más de cien muertos en Bombay, tan lejos. Ayer me hice un rasguño en el dedo índice de la mano derecha, tan cerca. Hoy aún recuerdo lo de Bombay y tengo una pequeña molestia en el dedo. Los operarios efectúan un número de magía con grandes aparatos y consiguen meter un armario de tres cuerpos con espejo en el portal de enfrente. Refreno mis ganas de aplaudir y cierro la ventana. Ya estaba sintiendo algo de frío.

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