sábado, 18 de septiembre de 2021

Declaración (II)

—Ha citado a Tolstói…
—Sí, claro, casi es el único al que he leído.
—¿Algún detalle que le llamara la atención?
—Bueno en “Anna Karenina”, lo primero que leí, lo que más me gustó fue como contaba la comunión con la naturaleza de un personaje, no era la protagonista, cuando iba a pasar una temporada al campo. De “Guerra y paz” me sorprendió la especie de epílogo final donde Tolstói se despacha a gusto y da sus propias opiniones, en especial lo que dice de la campaña militar. Dice que allí nadie controlaba nada, Napoleón el primero, que las cosas pasaban sin más. Y de “La muerte de Iván Ilich” me quedé con el incidente original que lleva a esa muerte, un golpe que se da el tal Ilich en un costado mientras coloca una cortina, así es la vida. A Tolstói todo el mundo le pone por las nubes y tengo entendido que se convirtió en una especie de santón en vida. Y era conde, por cierto.
—Falta alguien, no todo es novela.
—Sí, sí, me estaba acordando. Anton Chéjov. Yo pronunciaba Antón Chejov pero ahora mismo estoy en que ambos nombres s
on palabras llanas. Leí una antología de sus cuentos que hizo un escritor americano, Richard Ford. Esos cuentos tienen para mí una curiosa cualidad, al poco tiempo de leerlos ya se me ha olvidado la trama. Por ejemplo, “La dama del perrito”, estoy seguro de que hay una dama y hay un perrito, pero no me preguntes más. ¡Ah!, y también he leído una pequeña biografía de Chéjov que escribió Natalia Ginzburg, unas cien páginas. Era médico, Chéjov, y murió de tuberculosis con poco más de cuarenta años..
—Bueno, creo que puede valer. Se harán las transcripciones y le llamaremos para que las firme.
¿Quiere añadir algo?
—Sí, que quede claro que no sé ruso y que no conozco a nadie que lo hable. Lo poco que he leído han sido traducciones. Se me hace raro saber que todos estos escritores utilizaban el alfabeto cirílico, se diría que más que un traductor lo que han requerido ha sido un criptógrafo.


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