Hace unos años se estrenó una película que empezaba con imágenes de iris a toda pantalla. “Orígenes” se titulaba, de ciencia ficción. Era hermoso ese comienzo. Hasta ahora no he dado mucha importancia a mis iris, y creo que he acertado porque nunca nadie me ha dicho nada sobre ellos (nunca, nadie, nada; exagero, sin duda). Una vez sí se interesaron, pero por motivos científicos (o pseudocientíficos). Una doctora estaba haciendo un estudio y me pidió fotografiar uno de mis iris, no recuerdo cual. Pensaba que pasados unos días me diría algo, no sé, que le parecía un iris muy expresivo o que emanaba un extraño poder de atracción, pero no me dijo nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario