lunes, 21 de julio de 2008

Give me two

La primera vez lo oí de los argentinos en Nueva York (mucho antes del corralito, mucho antes de casi todo). Estaba el peso tan fuerte que lo compraban todo de dos en dos. Ahora es la debilidad del dólar frente al euro la que provoca (o provocaba hasta la crisis) una invasión europea campando a sus anchas por la seven avenue y la calle cuarenta y dos. Pero yo quería referirme a otro "give me two", al que se refería Francisco de La Rochefoucauld en una de sus "Reflexiones o sentencias y máximas morales". Decía así: "El que rechaza un halago es porque quiere dos" (o más literalmente: "Rehusar las alabanzas es desear ser alabado dos veces."). Estoy de acuerdo, aunque podría matizar que a mí a veces lo que me apetece es que sean tres.

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