miércoles, 16 de mayo de 2007

Agua de lluvia

Llueve. Y miro la lluvia. El pájaro que anida en la jardinera de mi balcón revolotea sin atreverse a alejarse mucho. Recuerdo el título de aquella novela que me gusta mucho (el título, la novela no la he leído): "El dios de la lluvia llora sobre México". Hace pensar en antiguos dioses, selvas, imperios, aguaceros tropicales.. Me permito el lujo de escribir una entrada sobre la lluvia, a pesar de ser consciente de que caeré en varios tópicos. Las gotas no llegan a resbalar sobre el cristal de mi ventana; el alero del tejado y el viento, ligero, no lo quieren asi. Sé que llueve sobre todo por el ruido que me llega de los coches rodando sobre el pavimento mojado. Poco poético esto último. Lo compenso soñando despierto con árboles bajo la lluvia. Al principio te protegen, luego te mojan más que la propia lluvia; sigue lloviendo bajo sus ramas incluso cuando fuera ya ha escampado. Lluvia en primavera. El cielo nos da su bendición. Llueve.

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