jueves, 3 de mayo de 2007

Sueños de un seductor

Hace decir Felipe Benitez Reyes a uno de sus personajes (y por tanto es una idea que puede o no compartir el autor) que la verdadera función del lenguaje, no es la de comunicar sino la de seducir. Si sólo usáramos el lenguaje para lo estrictamente necesario, éste sería un mundo de mudos. Este blog no existiría, claro. Cuando los monos empezaron a articular sonidos entre sí, lo que querían era cotillear. Las palabras igual que pueden entretener, decepcionar, molestar o incluso informar, pueden también seducir. Con "palabras bonitas", triste seducción, o con reflejos de alma expuestos al sol. Supongo que los mortales estamos en algún punto impreciso entre ambos extremos.

1 comentario:

Cierro comillas dijo...

Un interesante artilugio "la palabra".