miércoles, 13 de febrero de 2008

Ahora y en la hora de nuestra muerte

Dentro de algunos, centenares de, años les parecerá que aquellos primitivos de los siglos XX y XXI pasaban el tiempo viendo "series de televisión" (que ellos pondrán entre comillas porque el concepto será por entonces como un perro verde hoy) en las que incongruentemente se repetían comportamientos de la vida real (puede que hasta el concepto "ficción" sea entonces algo nebuloso). En una de esas series, en este siglo, moría un personaje y en el momento de cerrar los ojos, como una última ensoñación, aparecía el personaje sonriendo y paseando lentamente entre las cepas de un viñedo en una ladera bañada por el sol. El mejor recuerdo de su vida. El cerebro humano guarda toda nuestra vida, o mejor dicho una versión de ella, mi versión, y bien puede ser que la vuelva a vivir a las puertas de la muerte (puede que ahora mismo estemos en el repaso de toda nuestra vida, un repaso tan minucioso que de hecho nos parece que la estamos viviendo). Y cuando cierre los ojos (o un poco antes de que me los cierren) bien puede ser que me inunde la luz de mi mejor recuerdo y ese instante resulte ser la eternidad.

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