martes, 19 de febrero de 2008

Dorpes defos

Los dedos de una mano son los que se utilizan para contar a los verdaderos amigos. En mi caso los de la mano derecha, ya que soy diestro. Aunque en realidad no soy nada diestro con ninguna de las manos (y no hablemos ya de los pies). El caso es que abriendo una lata me he hecho un pequeño corte en el dedo anular de mi (querida) mano derecha. En la yema. No he encontrado una tirita y he seguido en la cocina procurando mantener alejado de la actividad mi dedo herido (en esos momentos es cuando más aprecias un dedo). Y se ha cumplido por dos veces la ley de Murphy. Primero la sal. ¡Sal en la herida!, me he apresurado al grifo. Luego el ácido cítrico de una naranja. Aquí me he conformado con chuparme el dedo (conocidas son las propiedades curativas de la saliva). Mis dedos... Tengo el índice algo torcido, se inclina buscando la protección del corazón. Y me tengo que cortar las uñas.

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