lunes, 11 de febrero de 2008

Parsimonia

Una gota de agua tras otra pueden horadar el gran cañón del Colorado, o a escala más modesta crear una estalactita. Sólo son necesarios unos miles, o millones, de años. No disponemos de tanto tiempo, pero si podemos utilizar el mismo método a nuestra modesta escala humana para conseguir resultados de parecida espectacularidad. El truco es ponerse a ello con parsimonia. Incluso con ceremonia, cual té japonés. Olvidados de la prisa, con la idea de que si tengo otra cosa que hacer, dejo esto como está y me tomo cinco minutos de más para llegar al siguiente compromiso con holgura. Otro pequeño truco: En cualquier momento aleatorio nos paramos y nos miramos los pies (o el tejado de enfrente, o el cuadro en la pared). Se puede entonces dejar la mente en blanco (a veces me pasa sin ensayarlo siquiera) o imaginar qué nos sugiere el contraste entre las zapatillas y el colorido de la alfombra. Luego retomamos la tarea y muy posiblemente veremos un ángulo que antes nos había pasado desapercibido (seguro que esto es una técnica que ya tiene nombre, quizás mind-refreshing). Además parsimonia es una palabra de aire oriental bien misteriosa.

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