lunes, 12 de mayo de 2008

Cita de trabajo

Estábamos dentro del pabellón cuando llegaron. Nosotros eramos tres, ellos dos. Se hicieron las presentaciones y nos dieron la mano vigorosamente (siempre me he preguntado que sensación daré yo al dar la mano). Resultó que eran hermanos, aunque no se parecían nada. Para agrandar el contraste uno vestía un chandal y el otro iba trajeado. Comenzaron a explicar como sería el evento: Número de participantes, distribución de las mesas, horarios, discursos... Yo estaba junto al más bajo, el del traje, y mientras hablaba me fijé en que una mariquita se paseaba por el cuello de su camisa. Un pequeño insecto de color rojo brillante andando por el borde blanco inmaculado (ahora un poco maculado). Ponderé por un momento comentárselo (eh!, tienes una mariquita en la camisa..), pero lo deseché; no quería interrumpir el hilo de sus explicaciones. Además la palabra "mariquita" iba a sonar rara. El insecto llegó al borde y, tras una mínima duda en la que pensé que tal vez echara a volar, pasó grácilmente a la piel del cuello. Imaginé el cosquilleo que debería sentir. No se inmutó. La mariquita comenzó un viaje hacia la nuca. Por no parecer descortés dejé de mirar y giré la cabeza para atender una puntualización que hacía en ese momento el hermano del chandal. El alto.

No hay comentarios: