domingo, 25 de mayo de 2008

Comportamiento sospechoso

Me encontré con M. en un semáforo. Hacía tiempo que no nos veíamos y nos paramos a charlar un rato. Nos pusimos al día a grandes rasgos en temas familiares y laborales. Alargamos la conversación con algunos comentarios del tipo "bien, bien" o "ya me alegro", y cuando parecía que llegaba la despedida M. dijo como si acabara de acordarse: "Te vio mi mujer el otro día" y como dudando añadió: "me dijo que ibas hablando solo". Mientras me lo decía sonreía a medias, como diciendo "no es que piense nada raro, sólo repito lo que me dijo mi mujer". Hablando solo, es perfectamente posible; pensé para mí. "¿Y dónde?", le pregunté con levantamiento de cejas y gesto de ligera sorpresa. "Cruzando el puente, tú no te diste cuenta". No me di cuenta de quién pasaba a mi lado y por lo visto tampoco me di cuenta de que pensaba moviendo los labios, como si mi cerebro necesitara de los pedales de la pronunciación para funcionar. Nos despedimos y mientras nos alejábamos caí en la cuenta de lo que hacía yo cruzando el puente. Me giré e inicié un gesto con el brazo. Estuve tentado de gritar, "¡Eh!, ¡M.!", pero M. ya estaba lejos y me daba la espalda. No; no hablaba solo, ¡lo que hacía era cantar!. Sí; cantaba, cantaba solo.

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