sábado, 25 de octubre de 2008

Dudas

A las tres serán las dos, a las tres serán las dos. La noche será una hora más larga. Confieso que me sigo haciendo un lío con el cambio de hora. Voy repitiéndome que a las tres serán las dos y de pronto me encuentro diciendo que a las dos serán las tres. Como el chiste de gira a la izquierda y no, no, tu otra izquierda. A veces decidir cual es mi derecha me exige reflexionar sobre cual es la mano que uso para comer la sopa. Al otro lado del espejo debe de ser exactamente al revés.

1 comentario:

GEMMA dijo...

Yo jamás cambio el reloj...Para que hacer ese esfuerzo si en un par de meses vuelve a su sitio...Eso si a veces llego una hora tarde o una hora antes...Pero sólo a veces.
Un saludo y muchos besos