viernes, 24 de octubre de 2008

Oral o escrito

En las culturas de transmisión oral, dicen los antropólogos, la historia conocida y fiable se remonta a tres generaciones. Lo sucedido en épocas anteriores entra en la categoría de mito. En mi familia no existen testimonios escritos de tiempos pasados. No conservo documentos, ni cartas, ni mucho menos un diario o similar. Llegué a conocer a un bisabuelo y a una bisabuela. Del tatarabuelo que llevaba mi apellido he visto los registros de bautizo y defunción en los libros parroquiales. No sé nada más de él. En las líneas que certificaban su muerte figuraba su profesión: Labrador. Cuando murió mi abuelo dejó un reloj de pared, dos clarinetes y una docena de libros. Pedí el reloj para mí y se me concedió, pero posteriormente fue robado. Los clarinetes se regalaron. Nadie sabía tocarlos en la familia. Conservo uno de los libros (de tema político y prohibido en el franquismo), los demás se perdieron. El recuerdo de mi abuelo sigue conmigo, sin peligro de convertirse nunca en mito.

No hay comentarios: