miércoles, 15 de octubre de 2008

Frío euro

Seguimos diciendo "no tiene un duro", aunque lo que no tenga sea un euro (sólo una letra de diferencia). En mi bote de las monedas, de las más antiguas son algunas "perras gordas" de 1940 en las que aparece un soldado a caballo con una lanza en ristre. Estas monedas me cautivaban. El guerrero me parecía celtíbero por lo menos y las monedas extraídas de una excavación de restos romanos. No debe de existir aún un nombre coloquial consolidado para el euro; todo llegará y entonces se tratará del entrañable euro. Ahora dicen que van a insuflar miles de millones de, todavía, fríos euros a la economía. ¿Será tan fácil (y a la vez tan difícil, por la cantidad) como poner en marcha un turno de noche en la casa de la moneda?. Debido a la urgencia del pedido se concentrarán en imprimir billetes de quinientos, supongo. Me ronda la sospecha de que en realidad casi todo el dinero es virtual. Millones y millones que sólo figuran en los estados de cuentas y viajan de banco en banco sin tocar nunca suelo.

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