jueves, 26 de abril de 2007
Abrazo en un sueño
He vuelto a soñar. No soy, y soy, a la vez, responsable de mis sueños. Nacen enteramente de mí. Nada de ellos puede ser ajeno. Pero no tengo control sobre ellos. Había un bebé. Le cogía en mis brazos, le apoyaba en mi pecho, le arrebujaba en sus ropajes y notaba como se tranquilizaba. Y él me tranquilizaba a mí. Es la paradoja eterna: en realidad no lo hago por ti, lo hago por mí. Me tranquilizaba, me alegraba verle feliz y confiado. Se dormía. Yo me ponía en pie y él se aferraba con brazos y piernas a mí. Posiblemente la mejor sensación del mundo. Seguía dormido. Seguíamos dormidos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario