martes, 12 de junio de 2007

¿Falta de tacto... o sensibilidad exacerbada?

Mi amigo Juan Andrés es pequeño (no hay pequeño bueno, es uno de sus dichos), delgado, ágil (hay que verle subiéndose a los sitios), casi siempre de buen humor, con sus filias y sus fobias (como todos), y culto (tiene dos carreras, y le encanta seguir profundizando en lo suyo). Hace poco que viéndole, parado con las piernas abiertas, me pareció que estaba viendo a Fofó. Fofó, el de los payasos de la tele. Por un instante estuve a punto de abrir la boca y decírselo. Me refrené a tiempo. ¿A alguien le sentaría bien que le dijeran "te pareces cada vez más a Fofó, el payaso"?. Entendería, seguramente, que le estaba diciendo que tenía aspecto envejecido, que era feo, que daba risa. Y Fofó era el que mejor me caía de los payasos, el ser entrañable por definición. Pero somos así, sensibles a todo. Presentamos un cuadro de alergias a los comentarios ajenos de lo más multicolor. ¿Por qué nos afectan tanto detalles que, vistos fríamente, son irrelevantes?. En plan gurú (y me río de Janeiro y de mi entrada de ayer) recomiendo contar hasta cinco (diez se me hace muy largo) antes de reaccionar ante cualquier comentario.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre solemos ponernos en lo peor,
a lo mejor si le dices a tu amigo que se parece a Fofó...Sencillamente piensa que lo consideras simpático y divertido.
Pero siempre solemos ponernos en lo peor porque nos han educado a ser modestos ante cualquier tipo de piropo, ¿HAS VISTO COMO ALGO SI SE APRENDE DEL BUCAY?JAAJJAJA

Anónimo dijo...

Procuro estar con los ojos abiertos y aprender de Bucay y de cualquiera que diga algo interesante. Lo que pasa es que me distraigo mucho.

Anónimo dijo...

Yo creo que lo que te pasa es que eres...DURO DE ROER...Jajajaja.
Y a mí me tienes enganchada a tu blog...Jajajajaaj.