sábado, 9 de junio de 2007

Vanidad

En la feria de las vanidades expongo la mía en el último puesto del fondo a la derecha. Mi cabeza me dice que no, pero mi corazón es vanidoso y sueña con atmósferas cargadas de electricidad, con gordas gotas que refrescan el bochorno, con cándidas almas que se refugian del chaparrón. Les ofrezco cobijo bajo el frágil toldo que he desplegado y que temo se lleve una ráfaga de viento. Se agradece el brusco bajón de las temperaturas. Que se vaya mi vanidad con la tormenta. Ya volverá por la mañana.

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