miércoles, 6 de junio de 2007

A primera hora de la mañana

El ventanal de la sala da al este y si, como hoy, el día amanece despejado, el sol entra a raudales en la habitación. Estoy tumbado en el sofá con el libro en alto. Pienso que no me hace falta nada más para sentirme bien. Es un buen momento para guardar en la memoria. Tonos cálidos con brillante luz de sol. Los cuadros de Vermeer. Solo que yo no soy una doncella leyendo una carta, ni una doncella con un cántaro de leche, ni la doncella del collar de perlas (básicamente no soy una doncella). Si ladeo el libro, consigo que la luz, tamizada por las cortinas, ilumine las líneas por donde se pasean mis ojos. Vuelvo a comenzar una y otra vez las frases porque la mente se me va a los cuadros de Vermeer; pero no me importa, porque no tengo ninguna prisa. Quiero entender bien el sentido de cada palabra. Imagino un cuadro nuevo en la pared. Impresionista. Alguien leyendo un libro tumbado en un sofá. Al fondo hay un ordenador.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí también me gustan los pintores impresionistas...Una posibilidad más entre diez mil...
QUE CURIOSO...

Anónimo dijo...

A mí también me gustan los pintores impresionistas...Una coincidencia más tra dieci mille...
Que curioso...Tan curioso...