martes, 24 de julio de 2007

Biblia y deporte

Sensaciones agradables: la lasitud de los músculos después de hacer ejercicio. ¿Tendrán que ver las endorfinas que dicen que se generan?. Lo que veo claro es que si no usamos los músculos (y tengo entendido que son muchos) se van agarrotando, debilitando, haciéndose más pequeños. Otra ventaja de hacer ejercicio: el placer que supone no hacer nada después. Nada es bueno en exceso, claro. Ni comer, ni beber, ni correr, ni trabajar, ni descansar, ni leer, ni escribir en el blog. El agua misma en exceso supone ahogarse. ¿No decía la Biblia que hay un tiempo para cada cosa?. Eclesiastés, capítulo tres, "hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol", y luego dice también, "un tiempo para buscar y un tiempo para perder". Esto me hace reflexionar, un tiempo para perder. Fallar es tan humano como acertar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hasta cada sentimiento exige su momento. No siempre debemos abrir la puerta a determinadas emociones y que pasen a ocupar los rincones de nuestra alma. Todo lleva y todo tiene su tiempo, pero el tiempo, como decía Heráclito, es un niño que juega con los dados... Nunca entendí bien el significado de esta expresión suya...
Un fuerte abrazo