jueves, 26 de julio de 2007

Odiando al jefe

Para el noventa por ciento de los asalariados, lo mejor de las vacaciones es perder de vista al jefe. Cómo nos molesta que alguien que sabe menos que tú (¡es tan evidente!), te diga lo que tienes que hacer. Duro destino el de los jefes. Hagan lo que hagan recibirán el más incondicional odio de sus subordinados. De algunos de ellos al menos. Yo no odio a mi jefe porque es un ángel. Un Angel Mari más exactamente. Además es conciliador, de buen trato y barre siempre para la empresa. Yo haría lo mismo. En confianza, me falta carácter para ser jefe.

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