sábado, 7 de julio de 2007

Divagando

Cada modalidad de narración tiene sus peculiaridades (que personalmente no estoy capacitado para explicar). Me viene esto a la cabeza, y lo suelto inconscientemente, porque me he dado cuenta de que respondo de distinta forma a un libro o a una película. Con los libros me suele pasar que el principio se me hace árido. No me situo, confundo los personajes, no acabo de entender de qué demonios está hablando el autor. Más adelante, metidos en harina, comienza a engancharme, los protagonistas son ya casi familia y leo interesado queriendo saber que les sucede y muchas veces con pena de que se acabe (No siempre, claro). En las películas me pasa más bien al revés. El comienzo me gusta. Todo es nuevo, los personajes son simpáticos, la música alegre, cualquier cosa puede suceder. Y luego efectivamente sucede y lo que sucede muchas veces me defrauda. Según se van reduciendo las posibilidades la película va perdiendo interés. Hasta me parece que la fotografía se oscurece... Peculiaridades de los formatos de narración o simples manías mías.

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