jueves, 5 de julio de 2007

Gracias a la música

En "Martin Hache" dice uno que echa de menos a la gente que silba por la calle en Buenos Aires. Me he fijado estos días y es verdad que no oigo a nadie silbar por aquí. Yo silbo a veces, aunque casi siempre cuando nadie me puede oir. No silbo muy allá. También me he fijado que desde la primavera sí se oye el concierto de trinos y silbidos de los pájaros. No he dado nunca clases de solfeo ni de ningún instrumento y mi aproximación a la música no pasa de cantar (¿y quién no puede cantar?) y tocar de oído un poco la armónica, que es el siguiente escalón a silbar. La armonía del sonido... En un episodio de la serie de TV "The Twilight Zone", un extraterrestre le decía a otro: "A mí también me encanta este invento terrícola de la música".

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