miércoles, 19 de diciembre de 2007

Fragmentos escogidos

Todos los días son propicios para aprender algo. Sabía que Oliver Sacks era médico y que había escrito un libro titulado "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", algo que intuía relacionado con el surrealismo (el encuentro fortuito de un paraguas con una máquina de coser sobre una mesa de disección, según Breton). Ahora me entero que es neurólogo y que ese libro trata de un hombre que padece agnosia visual (que es no reconocer lo que se ve), y de otros cinco casos clínicos. Oliver Sacks también ha hablado de otra cosa que yo intuía con algo más de acierto: "Cada persona con una identidad coherente está narrándose a sí misma la historia de su vida todo el tiempo". Eso es; una voz en off que me va diciendo todo lo que siento, lo que me espera hoy, a que hora comeré, los nervios de ayer, la llamada telefónica, que está nublado, mi hermana que viene en avión, voy a escribir esto en el blog, estiro los músculos del cuello, y así noche y día porque el cerebro no para (solo cambia consciencia por subconsciencia o inconsciencia). A veces, para empezar el día, ralentizo la velocidad y hago que la voz sea cálida y persuasiva (en mi imaginación) y sea en efecto la voz en off de mi película. Entonces puedo escuchar esa voz sobre un plano general y aéreo de la ciudad. Según hablo (con esa nueva voz que encandila) la cámara se va acercando y cerrando sobre un barrio, y luego sobre una casa, hasta que entra por mi ventana y me encuadra tecleando un fragmento escogido en mi ordenador.

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