viernes, 28 de diciembre de 2007

Sorridere

Los hijos se parecen a los padres. Es natural. Pero es que los perros también se parecen a sus dueños. Los hijos adoptados se parecen a sus padres adoptivos. Ya no es el ADN, es la alimentación, las costumbres, el ejemplo, "lo que ven en casa los chavales". Ahora he descubierto fascinado la posibilidad de que me parezca a mi madre en mi forma de sonreir. No puedo imaginar mejor herencia.

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