miércoles, 9 de enero de 2008

Cambiemos de tema

Si todo el mundo fuera educado y tolerante no habría violencia. No habría ni películas con asesinatos. Al no haberlos ni tan siquiera comprenderíamos el concepto "asesinato". Sin el mal, tampoco comprenderíamos el bien. La conclusión por deducción al absurdo creo que es que el mal es inevitable, aunque no esté claro qué es. Tal vez la otra cara del bien, que tampoco está muy claro qué es. No sé muy bien porque he empezado diciendo esto. Yo pensaba en las polémicas interminables de periódicos, radio y televisión (y foros de internet) sobre naciones, lenguas, racismo, derechas e izquierdas. Sobre casi todo. Me inclino a ponerme de parte del que argumenta con tranquilidad y deja abierta la puerta a la posibilidad de que después de todo, el otro podría tener razón. O sea de parte del educado y tolerante. Y me acuerdo de lo que dijo una vez James Joyce a propósito de las también eternas discusiones en su época (y siguen sin duda) sobre Irlanda, Inglaterra, católicos, protestantes, gaélico, inglés, soberanía, represión, terrorismo etc. Y dijo algo como esto: "No podemos cambiar de país, cambiemos de tema".

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