sábado, 19 de abril de 2008

Sin parpadear

Me he parado en el semáforo detrás de una camioneta. Es un semáforo que regula un giro a la izquierda. Tarda lo suyo en ponerse verde, y luego se pone rojo inmediatamente (si parpadeas te lo pierdes). A mi derecha quedaba el hospital y una hilera de gente tipo hormiguero ha comenzado a pasar la calle entre la camioneta y mi coche. He pensado que serían trabajadores del hospital que salían del turno de mañana. De uno en uno y mirando a ambos lados de la calle iban pasando presurosos (y por donde no debían desde luego). De todas las edades y sexos (de dos sexos concretamente) parecía que no querían ir juntos y guardaban las distancias en la fila de a uno. Y me he preguntado si alguno de ellos sería una eminencia médica, un sabio. No parecían, pero ¿quién sabe?. Puede que las eminencias salgan por otra puerta o puede que sin la bata blanca no se pueda distinguir una eminencia de un simple mortal desconocedor de casi todo. Finalmente el reguero de gente se ha terminado y he arrancado pegado a la camioneta para pasar el semáforo antes de que en un suspiro volviera a cambiar de color.

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