lunes, 25 de diciembre de 2017
Contando estrellas
La literatura es un intento de alargar el tiempo contando estrellas. La cita es más larga, se me vuelve algo confusa: la literatura es un intento de ensanchar el tiempo histórico volviendo a la época en que las plantas y los animales hablaban y alargándolo contando estrellas. Me lío con ensanchar y alargar, mea culpa. El original de Anjel Lertxundi es en euskara y "cuando las plantas y los animales hablaban" es una fórmula tradicional de empezar una narración. Contar estrellas es un entretenimiento sin recompensas materiales pero de cierta altura poética, sin duda. Lo mismo pasa con la literatura, leer enriquece solo de forma espiritual. La gran ventaja del libro electrónico es la luz que desprende, su cualidad de convertirse en luciérnaga de noche y permitirnos seguir alargando el tiempo, seguir contando estrellas.
jueves, 14 de diciembre de 2017
Ahora que caigo
Es curioso que un grupo de pop-rock instrumental de Madrid, Los Relámpagos, tuvieran en 1965 un éxito que titularon en catalán "Nit de Llampecs" y que era básicamente una sardana. Los artífices del grupo, Herrero/Armenteros, han sido en el medio siglo posterior autores de un montón de éxitos populares. Entre ellos las canciones de Nino Bravo, Fórmula V y también de la música de la emblemática "Libertad sin ira".
Una de mis favoritas era "Eva María" (y todavía me gusta). La tengo asociada a un cine de sesión doble donde la ponían entre las dos películas. Ya sé que no tiene mayor importancia, pero al recordar la letra veo dos posibles deslices. Cuando dice "ella se marchó / y solo me dejó / recuerdos de su ausencia", digo yo que los recuerdos serían de su presencia, no de su ausencia. Y seguido "sin la menor indulgencia / Eva María se fue", y para mí que ahí se delató el presunto enamorado; si le acusas de no ser indulgente es porque algo le habías hecho.
En todo caso es un buen momento para volver a escuchar, sin acritud, la "noche de relámpagos", "nit de llampecs".
Una de mis favoritas era "Eva María" (y todavía me gusta). La tengo asociada a un cine de sesión doble donde la ponían entre las dos películas. Ya sé que no tiene mayor importancia, pero al recordar la letra veo dos posibles deslices. Cuando dice "ella se marchó / y solo me dejó / recuerdos de su ausencia", digo yo que los recuerdos serían de su presencia, no de su ausencia. Y seguido "sin la menor indulgencia / Eva María se fue", y para mí que ahí se delató el presunto enamorado; si le acusas de no ser indulgente es porque algo le habías hecho.
En todo caso es un buen momento para volver a escuchar, sin acritud, la "noche de relámpagos", "nit de llampecs".
viernes, 1 de diciembre de 2017
Raros diamantes
Cuenta Mairal en boca de un personaje que decía Girondo que los libros se pulen como diamantes y se venden como un salchichón. Girondo, Oliverio de nombre, fue un poeta porteño que se casó con una prima lejana de Borges, Norah Lange, también escritora. De esto no sabía yo nada hasta que he leído a Mairal, Pedro de nombre. Tenía toda la razón Girondo, un libro es un producto de mercado que da de comer a mucha gente, editores, impresores, distribuidores, libreros, y a veces incluso al que lo ha escrito, al artesano que lo ha ido puliendo como si fuera un diamante. Bien es cierto que si el libro resulta ser un auténtico diamante, poco importa el vil dinero. Desafortunadamente muchas veces solo se trata de cuentas de cristal.
jueves, 16 de noviembre de 2017
Deshacerse en el tiempo
Esto igual te suena porque ha sido titular periodístico, esta frase quiero decir: "vivir es irse deshaciendo en el tiempo", Rosa Montero. Salta ahora a los titulares pero ya la ha ido diciendo antes presentando su novela "Carne" (me encantó). Ese deshacerse en el tiempo tiene un sabor poético que acompaña bien estos paisajes de otoño, de árboles incendiados. Como todas las frases es solo una parte del elefante que palpan los ciegos en la parábola. La cruda verdad es que no sabemos qué es vivir y cualquier definición se quedará siempre en un buen intento como mucho. Vivir es buscarle sentido a la vida. Vivir es esperar pacientemente una mañana de sol. Vivir es soñar que vives. Vivir es convivir (ya lo dije).
miércoles, 8 de noviembre de 2017
La letra que baila
Leo al pasar en el cristal de un establecimiento "Peluquería Horacio Continuo", y deduzco, argentino, seguro. Un nombre con personalidad; el apellido es curioso, seguramente italiano. Releo y lo que pone es "Horario Continuo". He bailado una letra. Me recuerda a los suegros de la novela "Derecho natural" de Martínez de Pisón que repetían una y otra vez refranes sutilmente modificados. El que más me gustó es este: "las risas son malas consejeras". Sabia admonición contra las decisiones tomadas bajo el efecto de bromas y carcajadas. A la hora de decidir hay que ponerse serio. Nota: en este mismo blog en 2012 me adelanté a Pisón y mejoré un refrán: "pìensa más y acertarás". En la misma línea en el informativo de televisión de anoche comenta la locutora que en un accidente sin víctimas un coche dio la vuelta campaña. Me estaba preguntando si sería la campaña de navidad, tan pronto, cuando en el siguiente vídeo, seguimos en sucesos, se oye a un juez preguntar a una testigo si considera que el acusado en el momento de los hechos estaba en su santo juicio. Bueno, a cualquiera se le puede ir en algún momento el sano al cielo.
viernes, 27 de octubre de 2017
Red Red Roses - Ray Pilgrim (1962)
Red Red Roses fue primero una balada melancólica que se publicó como cara B de un single de Frankie Vaughan. Poco después otro fino estilista inglés, Ray Pilgrim, grabó esta versión acelerada, transformándola en un furioso himno juvenil con arreglo orquestal a todo trapo de Frank Barber. Hay que apuntar que Ray Pilgrim tuvo una corta pero muy prolífica carrera musical y que fue solo un medio para poder graduarse en la London School of Economics.
https://www.youtube.com/watch?v=baffsFtYWIM
https://www.youtube.com/watch?v=baffsFtYWIM
martes, 17 de octubre de 2017
Y no estar loco
Aunque se me ha olvidado casi todo lo demás, recuerdo la reflexión del narrador en la novela "Los cipreses creen en Dios" de José María Gironella, cuando en vísperas de la guerra civil se daba cuenta de que tras asistir a cualquier mitin político siempre salía bastante convencido de que justo ese partido era el que tenía razón. Así un día estaba con la CEDA, otro con la CNT, luego con Falange o con el partido comunista. Un discurso bien razonado hace milagros. En los convulsos tiempos que vivimos (convulsos como aquellos pero sin guerra, espero) me acuerdo también del principio de indeterminación de Heisenberg y del gato de Schrodinger. Estos dos podrían haber sido los medios volantes de la selección alemana de fútbol de los años veinte, pero fueron científicos que estudiaron el comportamiento de partículas subatómicas y dedujeron que tal vez. No entiendo para nada sus teorías pero me quedo con la indeterminación de uno (no es posible conocer simultáneamente con exactitud varias facetas de un mismo fenómeno) y la formidable duplicidad del otro (el gato está vivo y muerto a la vez mientras no abramos la caja). Aplico ambas teorías a la vida cotidiana e incluso las amplío. En toda polémica es imposible captar todos los matices y puntos de vista y "el gato" está vivo y muerto a la vez incluso después de haber abierto la caja. Vamos, tengo la impresión.
lunes, 9 de octubre de 2017
Protestantes
Este año hace 500 que Lutero salió del armario. Con todo el cariño lo digo y en sentido figurado. Lo histórico es que remitió un escrito con 95 tesis a un obispo. Lo de que las clavó en la puerta de una iglesia seguramente no pasó. El caso es que he ido a una conferencia sobre herejes a los que se les puede atribuir ser precursores del luteranismo. Cuando me he sentado en una esquina de la tercera fila he ido cayendo en la cuenta de que aquello estaba infestado de protestantes. Digo "infestado" solo como eco de mi educación antigua. Todo mi respeto por los seguidores de Lutero. Un caballero de sobria figura me ha pedido muy formal paso para sentarse dos asientos a mi derecha. Antes de empezar ya ha salido una vez para dejar algo en la mesa del conferenciante (parecía un mando remoto). Ha comenzado la disertación. Los asistentes seguían muy atentos las explicaciones, las sucesivas ejecuciones por la Inquisición, qué eran los sambenitos, la libre interpretación de la Biblia. Mi vecino de la derecha anotaba en un cuaderno con letra pulcra (la palabra pulcra parecía inventada para él). Antes de acabar ha hecho otra salida no sé adonde (se ha ido a la parte de atrás). Estaba yo pensando que aquella gente se retiraría pronto y cenaría frugalmente. Y que gastarían poco en peluquería. Lo hombres corte a tijera, las mujeres casi lo mismo, como mucho lavar y marcar. Me he enterado también de que tras la Reforma de Lutero hubo una rebelión de campesinos en Alemania que creyeron que junto a la desobediencia a las autoridades eclesiásticas también era el momento de acabar con las desigualdades sociales. Y Lutero dudó, pero al final dijo que no, que las leyes había que respetarlas. Al final hubo más de cien mil campesinos muertos... En las preguntas mi inquieto vecino ha planteado con gran calma y pausa si no era ya hora de poner en valor aquellas creencias. El conferenciante ha dicho que su labor era solo reflejar los hechos históricos, pero ha apuntado dos datos etimológicos que habrán despertado las simpatías del público: "secta" viene de "sección" (nada malo) y "hereje" en su origen quiere decir "el que elige" (toma ya).
lunes, 25 de septiembre de 2017
Ecuación emocional
Cuando la tuve en mis brazos le ofrecí el dedo índice para que lo asiera con su manita. Sentir la ligera presión me hacía feliz, me hacía pensar que el lazo que nos unía era aún mayor. Conté sus deditos, cinco, perfecto. Busqué la otra mano para asegurarme de que también estaba en orden, me estaba entrando un recelo irracional. Sí, otros cinco pequeños dedos, todo bien. ¿Y los pies?. Un dedo del pie parece menos transcendental, pero aún así no quisiera... Con mucho cuidado, tan delicadamente como pude, empecé a palparle un piececito sobre el patuco. Los dedos eran tan pequeños que era difícil distinguirlos. Se me estaba ocurriendo una ecuación que relacionaba mi amor por ella con el número de dedos de sus extremidades y la felicidad a la que estaba destinada en la vida. Miamor x númerodededos = felicidadvital. Si por lo que fuera le faltara un dedo, estaba más que dispuesto a incrementar mi amor para que su felicidad no se redujera ni un ápice.
jueves, 21 de septiembre de 2017
Las cosas dos punto cero
IoT, la antepenúltima sigla en nuestras vidas. Digo antepenúltima porque data de 1999 (una sigla del pasado siglo). Para mí es de anteayer. Es el internet de las cosas (Internet of Things) y consiste en que tu frigorífico contacta con tu supermercado, o con otro de su elección, y encarga unos yogures. Tú solo tienes que comértelos y pagarlos. Hace poco vino esa noticia tan sugerente de que dos bots (programas que realizan tareas repetitivas en internet y también contestan automáticamente a la gente) se habían puesto a charlar entre ellos en un inglés incomprensible para los técnicos. Estos, desbordados, optaron por apagar el sistema. Una inquietante interpretación del hecho sería que los robots estaban inventando una gramática más eficaz que la del inglés para comunicarse mejor entre ellos, y tal vez tramando hacerse con el control del universo. Yo me inclino por pensar que lo que hacían los bots era no entenderse en absoluto y balbucear palabras al azar.
viernes, 8 de septiembre de 2017
Esto no es un sermón
Cuando Saulo de Tarso se cayó del caballo, menuda costalada se debió de dar. Caerse es serio y de un caballo, uf. No especifican los evangelios si el golpe fue en la cabeza... solo se indica que le rodeó una luz venida del cielo y cayó... vamos que ni tan siquiera se dice que fuera a caballo. Un deslumbramiento, y desde entonces se asocia el ver claro algo que hasta entonces estaba de lo más oscuro con ver la luz. Y si el cambio de opinión implica volverse atrás de un empecinamiento muy persistente, se utiliza el símil de caerse del caballo (¿pero qué caballo?) Tenía yo hasta esta mañana una idea limpia, inocente, positiva, de aceptación universal. Pensaba que para acabar con la violencia bastaría con que todos viviéramos en paz, respetándonos, tolerándonos al menos si no pudiéramos llegar a amarnos. Y esta mañana, sin caballo mediante, sin luz repentina desde el cielo (salvo los habituales y sin embargo nunca suficientemente valorados rayos del sol) me he dado cuenta de que no, así nunca lograremos la paz mundial. O no así solo. Hace falta más, mucho más. Hace falta que si matan a tu hermano tú no hagas nada, no intentes matar al homicida, a poder ser ni le mires mal. Parece difícil, sí. No se ha conseguido hasta ahora. Hay indicios positivos en Noruega. Me refiero a Breivik, claro... Ahora, que si me lo dejaran a mí... ¡Es broma!
jueves, 31 de agosto de 2017
Novum sermo
He inventado una palabra, creo. No es que falten, palabras, ni tampoco es algo raro inventar una. Se supone que todas las palabras tuvieron una primera vez de ser pronunciadas, de ser escritas. Y alguien las diría. Ya, que no... las palabras son un producto colectivo de los humanos, son la demostración de que no soy nada sin ti. Aún así hay muchas palabras inventadas, con fecha de nacimiento. Alguien aisló un concepto y le puso nombre. En este caso he utilizado el método inverso, primero he puesto el nombre y ya iremos deduciendo el concepto. Bueno, el concepto ya estaba inventado. Digamos que mi palabra quiere significar, quiere abarcar todo lo referente al "yo". El yo y la circunstancia de Ortega y Gasset resumido aún más. Mi palabra es, tatachán, "yoedad". No está reconocida por la RAE y quede aquí constancia con fecha de publicación para que en el futuro, si la palabra cuaja (que no creo), se pueda contrastar dónde y cómo apareció por primera vez. La yoedad, amplío un poco el concepto, incluiría lo preconsciente, lo consciente, lo subconsciente y lo inconsciente. Pongo un ejemplo práctico de su utilización. Estaba aquella señora en el psiquiatra y al terminar la sesión este le decía "mañana trabajaremos con el inconsciente" y contestaba la señora, "lo siento doctor, mañana mi marido no puede venir". "No, señora" concluía el psiquiatra " me estaba refiriendo a su yoedad".
domingo, 27 de agosto de 2017
¿Nada que temer?
El latín no sirve para nada, decían cuando aún se daba latín en el colegio (del griego ni hablamos). La filosofía tampoco. Aunque ignorante recalcitrante yo sospechaba que sí servían, honestamente lo digo. Todo sirve y con el tiempo uno se cubre de una muy leve pátina de cultura, o lo que sea, que consiste en algunos conceptos generales entendidos la mitad al revés y la otra mitad de modo correcto. Aproximadamente. Así aprendimos del estoicismo y del hedonismo. Una especie de cara y cruz de la misma moneda. Percibí en aquellas lecciones de filosofía un cierto desprecio por ambas escuelas. Simplificando al máximo una se basaba en apechugar con el dolor y la otra en la búsqueda del placer. El vaso medio vacío o medio lleno, ¡qué ingenuos!. He recordado esto por la idea de Epicuro sobre la muerte: cuando tú eres, tu muerte todavía no es; y cuando tu muerte sea, tú ya no serás. O sea, como tituló Julian Barnes su libro, "nada que temer". Por saber algo más (sin pasarme) he consultado google y he encontrado una página con "las treinta mejores frases de Epicuro". Maravilloso, las treinta mejores, o sea que aún tiene más. Si yo tuviera treinta mejores frases coincidirían con mis treinta peores frases, porque no habría más. Epicuro (hedonismo) y Zenón de Citio (estoicismo) fueron coetáneos y supongo que se conocieron. Las frases que se les atribuyen están llenas de buen sentido. Para mí que estaban de acuerdo en casi todo.
miércoles, 16 de agosto de 2017
Tu mejor versión
En la segunda temporada de Fargo (la mejor, la tercera baja mucho) el personaje Peggy Bloomquist (encarnado por Kirsten Dunst) alude repetidamente a su deseo de ser "la mejor versión de mí misma". Es uno de los chistes de la serie, un latiguillo de la no muy inteligente, pero muy humana, Peggy. Hoy he vuelto a leer la expresión en algún sitio. Una frase más en la lluvia torrencial de frases en internet que quieren iluminarnos con su sabiduría (y ante las que en general no nos dejamos iluminar). Me pregunto quién fue el primero que la dijo. Seguro que los griegos ya la apuntaron, con otras palabras (claro, en griego). Y me parece una frase estupenda cuando la oyes por primera vez. Luego empieza a repetirse y va perdiendo brillo, y acaba siendo un chiste en una serie. Pero si humildemente la volvemos a considerar veremos que es una gran verdad. Eso es lo máximo a que podemos aspirar, a ser la mejor versión de nosotros mismos. Olvídate de aquello de que si te lo propones puedes conseguir cualquier cosa. Ya venimos programados para movernos dentro de un margen de posibilidades (todos los condicionantes físicos y no físicos) y lo que nos podemos (y nos pueden) exigir es explotar al máximo nuestras aptitudes, ser nuestra mejor versión. Que, ¡ojo!, sigue siendo mucho, muchísimo.
sábado, 5 de agosto de 2017
Milliner
Aviso: si tienes cosas que hacer no sigas leyendo. No es que me sobren lectores, al revés, pero tampoco nos vamos a enfadar si no me lees. De hecho leerme es algo extraordinariamente raro en la naturaleza y aunque no voy a decir que escribo solo para mí, voy llegando al convencimiento de que soy yo el principal beneficiario del blog. Lo disfruto por partida doble, cuando lo escribo y cuando lo leo. Y escribo cuando siento la pulsión de hacerlo; a veces a partir de un sueño, de lo soñado dormido por contraste con lo soñado despierto que es, en general, este blog. Y he tenido unos confusos sueños de fechas, o mejor dicho de años. Me decía a mí mismo que aunque volvía una y otra vez a evocar algún año de mil setecientos y pico o incluso de mil seiscientos y pico, los años concretos eran 1860 y 1865. Entre esos años concretos sucedió la guerra de secesión norteamericana (más o menos, creo) y no sé por qué en mis ensoñaciones aparecían años anteriores. Y luego estaba la palabra del sueño (soy reincidente en esto de la palabra). La palabra era "milliner". Conocía esta palabra inglesa y creía conocer su significado (aproximado al menos). Pensaba que era mercero o mercera, de mercería. Luego a partir de cierta fase del sueño o sueños aparecía otra palabra, "miliband", por asociación sin duda, y pensaba, y esta vez acertaba, que era el apellido de un político inglés. Ya despierto he comprobado que milliner es alguien que hace o vende sombreros de mujer. o sea un tipo concreto de sombrerero. Había mirado antes esa palabra en el diccionario, pero se me había escapado el significado exacto (lo de mercero tampoco estaba tan descaminado). Último dato, "sombrerero" en general en inglés es "hatter", y el sombrerero loco de "Alicia en el país de las maravillas" es "the mad hatter". Y no hacía falta que lo leyeras entero, en todo caso ha sido un placer.
lunes, 31 de julio de 2017
Lágrimas desde el cielo
Antes de tener a mis hijas me preguntaba si sería un buen padre. Conociéndome como me conocía, ¿sería capaz de amar, cuidar, enseñar a una hija mía como es debido? (y me conocía, sí, de vista) ¿Desearlo era suficiente? Me contestaba a mí mismo razonando que para tener hijos no había mayores requisitos. Cualquiera los tiene, y mira la naturaleza, ¿no cuidan los lobos a sus crías, les alimentan, les enseñan, les quieren incluso, o por lo menos les lamen? Probablemente yo no sería ni mejor ni peor que otro hombre u otro lobo cualquiera. Me prometía a mí mismo que pondría todo mi empeño, o bastante, más de la media seguro. Y luego he tenido a mis hijas y me he dado cuenta de que está bien prepararse (no sé, hacer algún cursillo, comprarse un libro) pero que a la hora de la verdad (y la hora de la verdad son todas las horas de todos los días) nadie puede ser distinto de lo que es en su relación con un hijo. Puede que consigas ser el padre ideal durante una tarde o un fin de semana, pero al día siguiente serás simplemente tú y tu hija te verá tal y como eres y te tomará como referencia (y hasta te querrá) Podemos pasar por quien no somos en la calle, en el trabajo; limaremos nuestros pequeños o grandes defectos (es humano), pero con la hija que hemos tenido en brazos, que hemos llevado de la mano y con la que hemos dado volteretas en la alfombra de la sala, con ella no podemos fingir (todo el rato). Cuando mi hija mayor tenía unos tres años íbamos una vez en el coche y comenzó a llover intensamente, era una tormenta de verano, y mi hija dijo "el cielo está llorando". No sé si tiene que ver con todo lo anterior pero es una frase que tengo ahí guardada y que me hace pensar. ¿Es algo sin ninguna importancia, algo que puede decir cualquier niño? ¿era una muestra de inteligencia? ¿tenía algo que ver lo que mi hija había vivido hasta entonces, como los cuentos que veíamos juntos? El caso es que me encanta la situación, una tormenta de verano, y la frase "el cielo está llorando".
lunes, 24 de julio de 2017
Don't hate the haters
¿Hay algo más tonto que un hater? ¿Hay algo más triste que un hater? Antiguamente los haters se refugiaban en los bares. Entonces aún no se les conocía como tales (quizás sí en países angloparlantes). Todos somos un poco haters, let's face it. Todos somos un poco tontos y un poco tristes; pero algunos más. Una buena razón para odiar a alguien en el día a día es que le nombren tu jefe en el trabajo. ¿Ves?, te pillé. Otra buena razón es que sea más alto, más guapo, más listo, más rico que tú/yo. Otra buena razón es que sea más feo, más bajito, más tonto (aunque esta condición es difícil de cumplir). El hater se siente reconfortado cuando berrea, es un desahogo a sus frustraciones. Es hater el que no puede ser otra cosa, el que se aburre. Y el envidioso, claro. Hay dos posibles soluciones para acabar con los haters: ganar la batalla del odio odiándoles tú más o intentar el truco de la educación. Esta segunda opción es mucho más trabajosa, pero a la larga resulta muchísimo mejor. Mientras tanto tampoco está mal que se pongan unas multas. Pero eso sí, es importante: don't ever hate the haters.
martes, 18 de julio de 2017
Dearest (Dedicated to the One I Love)
Buddy Holly tenía 22 años cuando murió al estrellarse la avioneta en la que viajaba. Sucedió el tres de febrero de 1959. Apenas unos días antes, en enero, había grabado en su apartamento de Nueva York esta versión de "Dearest", canción originalmente publicada por Mickey & Sylvia dos años antes. Con solo la guitarra eléctrica y su voz hace suyo el tema y contagia la emoción. Unos años más tarde se publicaría con arreglos instrumentales y coros añadidos, y con el curioso título de "Umm Oh Yeah". Dedicado a la más cercana a mi corazón.
martes, 11 de julio de 2017
El diablo en mi cabeza
Cuando un general romano celebraba una gran victoria con una marcha triunfal dicen que un esclavo se situaba a su espalda y le iba susurrando al oído "recuerda que solo eres un hombre mortal". Hace ya una temporada que vengo oyendo en mi cabeza una voz similar. Me ha repetido tantas veces que voy a morir que ya lo tengo casi asumido. De hecho creo que ya estoy un poco muerto. Pero no me dice solo eso. Se ha convertido en una especie de segunda opinión que va comentando, implacable, todos mis comportamientos y reacciones. O mis omisiones, que no son pocas. Si algo me contraría, me dice "te molestas por eso, pero ¿no será que la verdadera razón es que estás insatisfecho contigo mismo?". Me entero de un joven médico que va este verano a colaborar con una ONG a África y empiezo a admirarle y me susurra la voz "ya, un mes y medio a África y además de hacer turismo se autojustifica para años de vida acomodada, puro egoísmo". Le planto cara y empiezo a rebatirle y me interrumpe para rematar "claro que para egoísta, tú, ya sabes por qué te lo digo". La voz del mismo diablo, me empieza a parecer. Si me emociono me pasa un pañuelo y comenta "bien, es curioso, unas lágrimas y te sientes mejor". Y luego añade "pero yo también soy tú, y yo no me emociono, así que ¿te emocionas de verdad o es un truco que tienes?". Bueno, procuro no hacerle mucho caso. Además una segunda opinión siempre viene bien, aunque sea la de un cenizo. Y por cierto, lo del esclavo susurrando parece que es más una enseñanza moral que se quería trasmitir que un hecho histórico contrastado.
martes, 27 de junio de 2017
Cable submarino
Tender un cable submarino entre Europa y América me suena a una empresa digna del siglo XIX y de una novela de Julio Verne, con una muy posible pelea entre un buzo y un calamar gigante. Sin embargo ahora mismo están en ello y pronto habrá un flujo de sí, sí, no, sí, no, no... un tam tam transoceánico que nos comunicará aún más entre continentes. Y va y dice una periodista en la radio que, entre otras cosas, este cable permitirá una mayor velocidad en los videojuegos. Vaya ejemplo. Ya sé que hay de todo (¡incluso videojuegos educativos!) pero el videojuego standard es uno de internarse en plan comando en una ciudad en ruinas y acabar con unos cincuenta enemigos. O dicho de otra forma, simular que matas con diversas armas a unos cincuentas seres humanos; muy malos, eso sí. Digo yo que Europa, América y el mismo Julio Verne no se merecen que el cable submarino se use para matar más rápido, ni siquiera en un videojuego.
viernes, 9 de junio de 2017
Ya eres siempre
Y de pronto
estás fuera del tiempo.
Cada primavera
eres todas las primaveras
y a la tarde
vemos una película juntos,
como siempre.
La poesía
era una mirada azul,
era una sonrisa y un detalle
y ya no era, ni es, ni será
solo está ahí
siempre.
Lo dejaste escrito
soy, siento, amo, doy,
queda constancia,
ya eres siempre.
sábado, 3 de junio de 2017
Tres por cuatro
Comentaba hace poco que un paso importante en el ciclo evolutivo fue cuando nuestros antepasados se irguieron, pasaron de estar a cuatro patas a mantener el equilibrio sobre dos. El siguiente paso decisivo fue sin duda cuando aquel homo erectus se sentó. Descansó sus posaderas (aún no conocidas como tales, ya que precisamente entonces estrenaban tal función) sobre un tronco o una piedra. Al sentarse mejoró la capacidad de pensar (como reflejó mucho más tarde Rodin), y pensando, pensando alguien inventó el taburete. Ya el hombre (o la mujer, que es más lista) podía sentarse donde le viniera en gana. El taburete tenía tres patas, claro. Con tres patas el equilibrio estaba garantizado en cualquier terreno (y en aquellos tiempos la horizontalidad no era una cualidad que se prodigara en los suelos habitados). Ya hecho todo un homo faber, un protocarpintero, pronto surgió otro invento complementario, la mesa. La mesa de tres patas, la mesa que no cojea nunca (en todo caso vuelca). Y luego, en algún momento impreciso (yo estoy en que fue durante los años oscuros de la edad media, entre la caída del imperio romano y el renacimiento) apareció la mesa de cuatro patas... La mesa que cojea. ¿Por qué?. ¿Es solo un paso atrás momentáneo en la evolución?. A los defensores de la mesa de cuatro patas les diría que si fuera perfecta no habría que calzarla. ¿Hay algo más desagradable que ir a sentarse en la terraza de un bar y que al apoyarse levemente en la mesa (sí, de cuatro patas) tiemble todo y el café desborde la taza y caiga al platillo y humedezca el sobre del azúcar y forme un pocillo que moje la parte inferior de la mencionada taza, de modo que al levantarla y acercarla a la boca para beber, gotee el café sobre la pechera de tu hasta ese preciso momento inmaculada camisa blanca?.
domingo, 28 de mayo de 2017
Elogio de la locura
Andando en bici te das cuenta de que el llano no existe. "Andando en bici" puede ser un oxímoron, una especie de contradicción en los términos. Otro puede ser "risueña tristeza", pero quizás no; una tristeza risueña me parece no solo posible sino incluso aconsejable, Antes solía pensar que a la hipotética pregunta ¿eres feliz? podría responder que soy razonablemente feliz. Ahora mismo tiendo a pensar que igualmente podría responder que soy razonablemente infeliz. Es casi lo mismo, la clave es ser razonable. "Te das cuenta", decía. Un día, por lo que sea, te das cuenta de algo y otro día te das cuenta de que debe haber muchas cosas de las que no te das cuenta. Andando en bici interiorizas que el terreno llano no existe: o vas subiendo o vas bajando. ¿No pasará lo mismo con tantas otras cosas?. ¿No es todo más que ayer pero menos que mañana o, de modo más pragmático, menos que ayer pero más que mañana?. En todo caso siempre estamos buscando el punto medio, el llano, el equilibrio, instintivamente. Centrémonos. Iba a titular esta entrada "Elogio de la moderación", pero con ese título hoy en día no vendes un zapato, así que he plagiado a Erasmo, que también escribió con segundas y obtuvo un éxito instantáneo. El precio a pagar es que se te entienda al revés (pero tampoco importa)
viernes, 19 de mayo de 2017
Instinto básico
Dicen que nuestros problemas de espalda tienen su origen en que, aunque últimamente caminamos sobre las dos piernas, nuestra especie se desarrolló caminando sobre piernas y brazos (o dicho más crudamente a cuatro patas). Somos monos que nos vamos adaptando a lo que hay, monos "muy listos" que nos hemos puesto de pie con grave perjuicio para nuestra columna vertebral. También me ha parecido siempre de cajón que si dormimos por la noche no es porque el cerebro necesite descansar sino al revés, el cerebro se ha desarrollado con la necesidad de descansar porque ¿qué íbamos a hacer tanto tiempo a oscuras mientras el planeta que infectamos giraba y nos ocultaba del sol? La llegada del género humano al siglo XXI viene a ser como la de King Kong a Nueva York. La reacción natural (quizás tras preguntarnos ¿quién paga todo esto? como Josep Pla cuando vio la gran manzana iluminada) es la de subirnos al primer árbol (o rascacielos) que tengamos a mano (o pie) y gruñir y manotear a los drones (o biplanos) que se acerquen.
viernes, 12 de mayo de 2017
En algún lugar del Midwest
He leído la novela "Gilead" de Marilynne Robinson (premio Pulitzer 2005) y me he acordado del "cinturón de la biblia", esa amplia zona de los Estados Unidos donde tienen mucha fuerza las iglesias evangélicas (y me entero ahora de que hay estados con leyes que impiden que un ateo acceda a un cargo público). Gilead es un nombre bíblico que en la novela es el de un supuesto pueblo de Iowa. El libro consiste en las vivencias y reflexiones de un pastor presbiteriano. Bueno, resulta que Iowa no está dentro de ese "cinturón", pero Gilead encajaría bien. Las referencias al "bible belt" suelen implicar connotaciones negativas; intolerancia, racismo.. y puede que muchas veces sea un prejuicio injusto, ya que ¿puede haber una persona mejor que un cristiano perfecto?. John Ames, el pastor de la novela, lo intenta con toda su alma (ser un buen cristiano), y me recuerda una vez más ese tema eterno de la existencia de Dios. John Ames está absolutamente seguro de que existe. Yo, no sé. No tengo base para saberlo y se me hace difícil pensar que alguien la tenga. Me parece que más que dilucidar si puedo ser creyente o ateo solo puedo ponderar si soy más bien crédulo o tiendo a incrédulo. También me parece que la existencia de Dios admite dos posibilidades: o es el bulo de mayor éxito de la historia del mundo (incluso después de Twitter) o es la única verdad del universo. Por cierto, refiriéndose a la historia del mundo, la historia del hombre, comenta John Ames que bien podría hacer llorar a una piedra.
miércoles, 3 de mayo de 2017
La otra verdad
Ya he opinado alguna vez que no soy quien para opinar. Pero casi nadie es quien y casi todos opinan, así que en fin, me contradigo; en eso consiste ser humano. También he dicho (aunque no te acuerdes) que la verdad no existe, es otra opinión. Ahora tenemos la posverdad, un término de acuñación relativamente nueva. La posverdad es atender a las creencias y estado anímico propios antes que a los hechos en sí. Me da que esto ya se hacía antes. Alguno ha dicho que posverdad es otro nombre, un disfraz, de la mentira. Me acuerdo de aquel que indicaba al conductor, gira a la derecha, y cuando este giraba a la derecha (la convención universal de la derecha) el otro le corregía, no, no, tu otra derecha (también conocida como izquierda). Aunque verdad y mentira no existen en estado puro, utilizamos ambos términos para entendernos por aproximación y muchos, más que ideas antagónicas, lo que manejan es la verdad y la otra verdad. La otra verdad a la que ahora también llaman posverdad y que antiguamente se conocía como mentira cochina.
martes, 25 de abril de 2017
Haikus
¿Y por qué no un haiku? Veo una película neozelandesa y a un huérfano le dicen que para sublimar lo que le reconcome escriba haikus. Y los escribe, y le salen expresivos, infantiles, humorísticos. Así que supongo que yo también puedo escribir alguno. Me pongo en el lugar de ese u otro niño y escribo.
.
Voy a la escuela
la clase es larga
breve el recreo.
Me pongo en mi lugar y escribo otro.
Tecleo un haiku
un aliento de poesía
sopla en mi cara
Voy cogiendo confianza. No tengo ni idea de haikus y de momento no quiero aprender para no coartar mi libertad de expresión. Tampoco me voy a poner a contar las sílabas. Puede que estos no sean ni haikus. Sublimo.
Pasan los días
las nubes, los pájaros
la ausencia duele.
.
Voy a la escuela
la clase es larga
breve el recreo.
Me pongo en mi lugar y escribo otro.
Tecleo un haiku
un aliento de poesía
sopla en mi cara
Voy cogiendo confianza. No tengo ni idea de haikus y de momento no quiero aprender para no coartar mi libertad de expresión. Tampoco me voy a poner a contar las sílabas. Puede que estos no sean ni haikus. Sublimo.
Pasan los días
las nubes, los pájaros
la ausencia duele.
miércoles, 19 de abril de 2017
Dilemas
Defendía hace poco en el periódico un articulista (admirado por mí) que las personas que se sitúan en posiciones radicales (sea eso lo que sea) son más felices. Hoy le responde otro diciendo lo contrario, que son más infelices. Ambos, por supuesto, razonan ampliamente sus respectivas tesis. Una deducción, un tanto maliciosa, es que tendemos a pensar que los otros son siempre más felices. También habrá quien opine que situarse en posiciones acomodaticias dentro del sistema o hacerlo en sus márgenes, a la contra, criticándolo, es irrelevante en cuanto al caudal de felicidad que le toca a cada uno. Esta polémica de dicha/desgracia me ha recordado lo que decía un hombre de cien años en otro reportaje (todos los días leo religiosamente el periódico) hace un tiempo. Llegar a los cien años no es garantía de sabiduría, pero en esta ocasión a mí me parece que no anda lejos. Decía este centenario: "fui tres años soldado en la guerra, todavía no sé si estuve con los buenos o con los malos".
lunes, 10 de abril de 2017
Escribir
Alguien dice algo o lo escribe y luego otro lo repite pero con algún cambio que lo empeora o lo mejora o vete tú a saber. Luego resulta complicado saber quién dijo qué. Agustín Fernández Mallo apunta esta cita de Marguerite Duras como preámbulo de su novela Nocilla Dream: "escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiéramos". O sea escribir es lioso. Al parecer la frase de Duras era algo más larga y difícil, y Enrique Vila-Matas inspirado por ella dedujo que "escribir es enterarse de la historia que quieres contar". La frase (la de Duras/Fernández Mallo) me encandila, es a la vez absurda (o lo parece) y clarividente. Suena a acertijo o a trabalenguas para desenladrilladores. En la frase están el infinitivo, la acción (escribir), el potencial, las inmensas posibilidades (qué escribiríamos), y el condicional, la incertidumbre (si escribiéramos). En la línea de Vila-Matas, no sé qué pienso hasta que lo escribo; y estoy pensando ahora mismo, en directo, que escribir es acertijo, trabalenguas, acción, posibilidad e incertidumbre. Me animo a repeinar la frase por mi cuenta: "escribir es decidir que escribiría si escribiera". Y el caso es que he decidido escribir esto.
jueves, 30 de marzo de 2017
Créeme
Estaba viendo una película y el protagonista dice sin venir a cuento, "¿no te ha pasado nunca que crees que puedes hacer cualquier cosa y al momento siguiente te sientes incapaz de nada?". Me ha parecido que me lo decía a mí, porque sí que me ha pasado, o me ha pasado algo del estilo; que he pensado que lo sabía todo y seguido me ha dado cuenta de que no sabía nada. Todo, nada, es una forma de hablar, lo cambio por mucho y poco. Cuando me sorprendo a mí mismo pensando lo mucho que sé de tantas cosas, caigo enseguida en que me estoy viniendo arriba sin mayor justificación que el hecho de que me quiero mucho. Una cuestión de salud, autoestima. Más próximos a la verdad estaremos pensando que algo sé, poca cosa, y que mucho puedo aprender, y de hecho quiero aprender, pero solo consigo acumular datos inútiles, hechos poco conocidos que bien podrían seguir siendo desconocidos.
Así, resulta que hay en la universidad de Columbia, en Nueva York (esa segunda patria), un pedestal con la inscripción latina "Horam Expecta Veniet". ¡Oh!, me digo, ¡una cita latina!, ¡sabiduría comprimida en tres palabras avaladas por la tradición grecorromana!. Me gusta, no sé latín pero me gusta. La traducción: aguarda la hora, llegará. Cierto, ya lo sabía (me vengo arriba); pon un plazo, una fecha, la que quieras, casi sin enterarte llegará. ¿Y quién dijo eso?. Para eso está Internet... pero no consigo encontrarlo. Me entero de que en el ahora vacío pedestal hubo una bola de granito de unos dos metros de diámetro que era (parte de) un reloj de sol. Se instaló en 1914 y se retiró en 1946 porque se estaba resquebrajando. Y en el intervalo hubo tiempo para que Federico García Lorca se sacará una foto delante. La bola estuvo 32 años aguardando la hora, y la hora llegó y han pasado otros 71 años de regalo.
Especulo que el autor de la frase "horam expecta veniet" sería un profesor de latín, y me pregunto por qué no hicieron la inscripción en inglés, que creo era la lengua de uso común en Nueva York en 1914. Vamos, resumiendo, que de todo esto de la película y la frase y la bola de granito no sabía nada hace un par de días, que el modesto concepto de que el tiempo pasa sí me era conocido y que, más allá de unas pocas ideas generales, saber sé poco, tirando a nada. Créeme.
Así, resulta que hay en la universidad de Columbia, en Nueva York (esa segunda patria), un pedestal con la inscripción latina "Horam Expecta Veniet". ¡Oh!, me digo, ¡una cita latina!, ¡sabiduría comprimida en tres palabras avaladas por la tradición grecorromana!. Me gusta, no sé latín pero me gusta. La traducción: aguarda la hora, llegará. Cierto, ya lo sabía (me vengo arriba); pon un plazo, una fecha, la que quieras, casi sin enterarte llegará. ¿Y quién dijo eso?. Para eso está Internet... pero no consigo encontrarlo. Me entero de que en el ahora vacío pedestal hubo una bola de granito de unos dos metros de diámetro que era (parte de) un reloj de sol. Se instaló en 1914 y se retiró en 1946 porque se estaba resquebrajando. Y en el intervalo hubo tiempo para que Federico García Lorca se sacará una foto delante. La bola estuvo 32 años aguardando la hora, y la hora llegó y han pasado otros 71 años de regalo.
Especulo que el autor de la frase "horam expecta veniet" sería un profesor de latín, y me pregunto por qué no hicieron la inscripción en inglés, que creo era la lengua de uso común en Nueva York en 1914. Vamos, resumiendo, que de todo esto de la película y la frase y la bola de granito no sabía nada hace un par de días, que el modesto concepto de que el tiempo pasa sí me era conocido y que, más allá de unas pocas ideas generales, saber sé poco, tirando a nada. Créeme.
viernes, 17 de marzo de 2017
Hechos de olvido
Estamos hechos de olvido.
El polvo de olvido
es el material
del que están hechos los sueños
que no llegan al amanecer.
Estamos hechos de palabras
y no paramos de formar frases
con la esperanza
de que alguna quede para siempre jamás.
Pero todas las palabras
tienen vocación de olvido.
Y es que todas, casi todas,
son como hojarasca
que echamos al fuego de la vida.
Arden súbitamente,
producen una llamarada
y dan calor y luego se esfuman
y solo dejan la sombra de una huella.
El rostro que una vez nos iluminó
es ahora una cara tiznada
en la penumbra del recuerdo, del olvido.
Buscamos más palabras,
que son, también, lluvia
que lava esa cara
y la limpia de hollín
y deja sus regueros de gotas
que se confunden con las lágrimas
que acuden una y otra vez
sin ser llamadas.
Estoy hablando del poder mágico,
terapéutico
de las palabras, las lágrimas,
el recuerdo y el olvido.
miércoles, 8 de marzo de 2017
De género
Cuando nacemos somos puro hardware, materia tonta, aunque con periféricos captadores de cinco estímulos diferentes. Luego se nos va cargando el software, que básicamente es la lengua, el idioma que se hable en nuestro entorno, la interfaz que utilizamos para relacionarnos con el mundo e intentar entender algo. El software siempre es mejorable y si en vez de uno cargamos dos o más idiomas, pues mejor. El software que me ha tocado, mi software base (¿mi lenguaje ensamblador?) es el castellano o español, un idioma mejorable como todos. Un punto a mejorar, el género; lo masculino, lo femenino y todo lo contrario. Parece que el castellano se empeña en ponerle género a todo lo que se mueve y hasta a lo que no se mueve. Hay frutas masculinas, melón, plátano, y frutas femeninas, manzana, naranja. Hay astros femeninos, luna, estrella, y astros masculinos, sol, planeta. Y luego hay hombres y mujeres. Y somos diferentes, claro, pero tenemos los mismos derechos y deberes, por lo que se me ocurre que en el documento de identidad no debería constar el apartado sexo. Todos somos seres humanos y en un mundo justo sería suficiente. Pensando en estas cosas me daba cuenta hace poco de que siempre me he imaginado a la personificación de la muerte, la que sale en los cuentos de las mil y una noches por ejemplo, como un hombre. Un hombre con su capa y su guadaña y su voz de hombre, aunque concedo que en realidad no se le ve la cara. Y claro, si es "la" muerte debería ser una mujer. La conclusión es que la muerte debió nacer niña pero en seguida se dio cuenta de que era niño. Un caso de transexualidad.
viernes, 3 de marzo de 2017
Actualizando
En 1970 la película "Love Story" arrasó en los cines de todo el mundo y con ella se hizo popular (trending topic antes de los trending topics) la frase "amar significa no tener que decir nunca lo siento". Un poco tarde, quizás, me apetece comentar sobre ella. La frase original es "Love means never having to say I'm sorry". En castellano son diecisiete sílabas, en inglés sólo once (sílabas o "golpes de pronunciación" o como se llamen). No hay color en la sonoridad y eficacia del mensaje. En castellano resulta un cincuenta y cuatro por ciento más largo, penaliza mucho ese "sig-ni-fi-ca" en lugar del original "means", y la frase se hace más larga que un día sin pan. Sobre la traducción comentar que para empezar con "amar" debería poner "to love". La traducción correcta sería "amor", aunque es cierto que queda mejor así. En cuanto al mensaje en sí, es más bien absurdo. Si no tienes que decir "lo siento" es porque no has hecho nada incorrecto, y como "nadie es perfecto", todos nos equivocamos con mayor o menos frecuencia. Por tanto no tener que decir nunca "lo siento" es imposible. Para ajustarse a la realidad la frase podría haber sido algo así: "amar es decir lo siento y sentirlo". O en el inglés no original "Love means to say I'm sorry and be true". Otra vez sale (un poco) más corto fonéticamente en inglés. Ni modo.
viernes, 17 de febrero de 2017
In Memoriam
Nadie nos ha dado a escoger la vida; estamos obligados a vivir y en su momento (que a veces no parece el momento adecuado en absoluto) obligados a morir. Según Cesare Pavese (name dropping) la única ventaja que tiene la vida es vivir. Así lo escribió en su diario en un momento pesimista, aunque no en su momento más pesimista. Si se puede matizar diría que la principal (no la única) ventaja de la vida, lo bueno de la vida en general, es vivir. El hecho de vivir, para el que no acaba de haber una explicación que convenza a todos, es, o puede ser, o debe ser, maravilloso. Y la única manera de que vivir sea maravilloso es convivir. Vivir y convivir van unidos, casi se confunden, pero hay una sutil gran diferencia. Nadie nos recordará nunca por haber vivido y sin embargo el más dulce de los recuerdos perdurará para los que han sabido convivir.
miércoles, 18 de enero de 2017
Del paso del tiempo
Había una escritora que apostaba por no usar adjetivos. Razonaba que sólo servían para añadir información superflua. Así, si tenemos un árbol, ¿qué más da si es grande o pequeño?, es un árbol y ya hemos dicho suficiente al respecto, sigamos con nuestra narración. Bueno, estoy por la concisión en las exposiciones, pero ningún adjetivo... me parece excesivo. Otro escritor comentaba que había que evitar el uso de adverbios acabados en mente. Desgraciadamente es un consejo que aunque me parece bastante acertado, por las palabras extraordinariamente largas que se generan, no consigo seguir. Esta introducción (que no tiene nada que ver con el paso del tiempo) ha sido motivada por el comienzo real, por la primera palabra, de esta entrada. Allá va. Comienzo real de la entrada. Últimamente en los momentos de relajación, de cierta paz, me asalta un pensamiento recurrente: ojalá el tiempo se detuviera ahora, que este instante durase para siempre. O no este instante, esta tarde, estos días. Que esta semana no se acabara nunca. Que este respiro entre preocupaciones, ausencias, angustias, fuera eterno. Que nos pase como a Aquiles, que nunca alcancemos a la tortuga. Anoche tuve un sueño que de alguna manera veo conectado con este deseo de frenar el (paso del) tiempo. No recuerdo gran cosa, sólo que un hombre con pelo largo y barba hablaba, divagaba, sobre esto y aquello. Parecía el típico personaje al que le gusta distinguirse, ser original y nadar a poder ser a contracorriente. Y cuando acababa su perorata, su despedida, que me ha sorprendido y confirmado mi impresión de su firme propósito de ser original, su despedida, digo, ha sido "hasta ayer". No "hasta mañana", o "hasta luego" o "hasta siempre", sino "hasta ayer". Aquí lo enlazo con ese deseo de ralentizar el tiempo. "Hasta ayer", o sea que el día siguiente no será mañana, sino ayer. Ayer nos veremos otra vez y seguiremos aferrándonos al presente. Hago mía la despedida (¿o ya era mía porque la he soñado?). A los que habéis llegado hasta aquí conmigo, ¡hasta ayer!.
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